MANAGUA E ISLAS DEL MAÍZ
Al aeropuerto de Managua llegamos a última hora de la tarde. Sin tiempo para mucho más, fuimos directamente a nuestro alojamiento situado junto al aeropuerto para descansar tras un largo viaje. Sin embargo, el calor, la humedad y un largo apagón que nos impidió encender el aire acondicionado nos complico tremendamente el descanso. A la mañana siguiente, temprano y sin descansar como hubiésemos deseado, cogimos un avión con dirección a las Islas Del Maíz (2500 córdobas/65€ aprox).

Las Islas del Maíz son un archipiélago compuesto por 2 islas: Corn Island y Little Corn. Nosotros nos decantamos por ir solo a la segunda. El avión nos dejó en Corn Island (la isla principal) y tal y como habíamos acordado con el alojamiento un taxista nos recogió y nos llevo al muelle, donde nos esperaba una lancha para llevarnos directamente a nuestro alojamiento en Little Corn.

Little Corn es una isla muy pequeña, de punta a punta se recorre en 30min andando. En la parte sur están la mayoría de los alojamientos, bares, restaurantes y servicios turísticos como buceo, excursiones etc. Al norte se encuentra su mejor playa, típica playa caribeña de agua cristalina. Aunque a nosotros nos gustaron mucho las de la parte oeste de la isla, con menos gente. Pasamos 3 días en la isla y durante ese periodo yo hice 2 inmersiones con Dolphin Dive (50$ las 2) e hicimos una salida de snorquel (20$ por persona), organizada desde nuestro alojamiento (Hotel Las Palmeras). Ambas muy guapas, vimos tiburones de arrecife, tortugas, barracudas y un montón de peces de colores que desconozco sus nombres, merece la pena hacer ambas cosas, de hecho vi más tiburones haciendo snorquel que buceando.
En tema de ocio nocturno, nuestro bar referencia en la isla fue el Tranquilo Bar, lugar de encuentro, sobre todo de turistas, donde tomarse una Toña bien fresquita. Pero con el tema de bares es mejor ir probando y después de ya catados todos (o casi todos) hacer de uno de ellos el referente. En este aspecto, cabe destacar a Mariano el barman de nuestro alojamiento que prepara unos cócteles que flipas.

EL CASTILLO
Tras 3 días de puro Caribe, nos esperaba un viaje muy largo hasta El Castillo. Para ello, en primer lugar cruzamos en lancha a Corn Island, desde allí cogimos un avión a Bluefields (60$), desde donde nos dirigimos a la localidad de El Rama atravesando el rio Escondido en una barca. Por el camino nos cayó una tormenta del copón. Desde El Rama cogimos un autobús a Juigalpa(3h), desde donde cogimos otro autobús hacia San Carlos (3h), a donde llegamos sobre las 20h. Menudo trajín!! Sorprendentemente fuimos enlazando un transporte con otro y conseguimos llegar a San Carlos antes de lo esperado. En un principio teníamos pensado dormir en algún sitio intermedio, pero conseguimos llegar del tirón. Una vez en San Carlos buscamos algún sitio para dormir y nos fuimos a cenar.
A la mañana siguiente muy temprano cogimos la primera lancha con dirección a El Castillo (1h30, única manera de llegar) por el río San Juan. Una vez en el castillo, nos pusimos a la tarea de buscar un sitio para alojarnos. Tras dar una vuelta de reconocimiento nos decantamos por el Guest House El Castillo. Una vez instalados, atamos una salida en canoa por el rio para la tarde y entre tanto subimos a visitar el castillo que da nombre al pueblo. Estando ya dentro nos cayó el diluvio universal, pasada una hora o así ya no volvió a llover. Luego comimos y paseíto en canoa, muy guapo la verdad, vimos monos, basiliscos, iguanas… incluso hasta la cabeza de algún caimán.

Para el día siguiente concertamos una visita a la reserva biológica de Indio Maíz, en la que hicimos un pequeño trekkin en plena selva, donde vimos monos, la famosa ranita blue jeans, multitud de reptiles, aves y demás fauna. Para terminar la jornada, nos pegamos un bañito en uno de sus ríos y acabamos con un paseo en barca por la noche en la que vimos un motón de caimanes. El guía nos abrió un par de cocos y gracias a que unos de nuestros compañeros de excursión llevaba una botella de ron en la mochila, nos preparó unos coco locos buenísimos.
El Castillo es un pueblo tranquilo ubicado en un paraje espectacular en medio de la selva. A pesar de estar bastante apartado de todo (ahí reside su encanto) merece mucho la pena, es toda una experiencia. Como son prácticamente solo un par de calles, se recorre fácilmente, a pesar de ello a la tarde-noche se genera un ambiente muy chulo en el que te relacionas con otros turistas y con gente local. Eso sí, los bares cierran bastante pronto.
OMETEPE
A la mañana siguiente, en la primera lancha de la mañana regresamos a San Carlos, donde cogimos un autobús con dirección a Managua(6h). Allí mismo, sorprendentemente, de nuevo volvimos a enlazar un autobús con otro de la misma (bajar de uno y montar en otro), gracias a la extrema amabilidad de los nicaragüenses que nos preguntaban constantemente donde íbamos, nos daban las indicaciones exactas para llegar al siguiente autobús e incluso lo hacían esperar para que nosotros llegáramos. Increíble! De esta manera conseguimos llegar a San Jorge (2h30) antes de lo esperado y coger el último ferry con dirección a la Isla de Ometepe. La isla de Ometepe se ubica en pleno Lago Cocibolca o Lago Nicaragua, que es como se le conoce comúnmente. En el mismo puerto cogimos un taxi que nos llevo a nuestro alojamiento.

Ometepe es una isla compuesta por dos grandes volcanes y de una exuberancia espectacular. Nosotros decidimos alojarnos entre las localidades de Mérida y San Ramón, en las faldas del volcán Maderas, ya que por falta de tiempo nos decantamos por subir solo a ese volcán. La elección del alojamiento no fue la más acertada, aunque el alojamiento estaba bien y la familia que lo regentaba era encantadora, estaba un poco en mitad de la nada. Cuando volvías de las excursiones (5 o 6 de la tarde) no había mucho que hacer, nos aburrimos un poco. Si volviésemos elegiría un sitio tipo San José del Sur con más opciones para todo.

Al día siguiente, sin madrugar en exceso porque queríamos descansar, decidimos visitar la cascada de San Ramón, donde pasamos un día espectacular. La subida es corta y bastante empinada, pero no entraña ninguna dificultad. Encima tuvimos la suerte de que no había nadie y tuvimos durante largo rato la cascada solo para nosotros, es una cascada espectacular. Al bajar vimos gente que subía, y por tanto tuvieron la misma suerte que nosotros.
Para el día siguiente, los de nuestro alojamiento nos arreglaron con un guía local la subida al Maderas. Pronto a la mañana comenzamos la ascensión que nos llevó unas 4h y otras 3h30 para bajar, caminata exigente, sobre todo al final que hay que ayudarse con las manos. Y eso que no pudimos bajar al cráter porque había mucha niebla. A pesar de todo la subida es muy guapa y bien merece el esfuerzo.
GRANADA

De la isla de Ometepe, con la pena de habernos quedado algún día más, cruzamos en ferry a San Jorge, para luego coger un autobús con dirección a Granada (2h), donde dormimos 2 noches. Cerca de nuestro alojamiento en Granada, junto al cuerpo de bomberos, encontramos un sitio regentado por un chico muy majo que organizaba excursiones a bastante buen precio (Camello tours, no aparece en internet), con el subimos a los volcanes Masaya y Mombacho. El Masaya es simplemente subir en coche hasta la boca del volcán, preferiblemente cuando empiece a oscurecer, para ver el agujero del volcán con su lava, ojo si llueve porque se prepara una humareda del copón. La excursión al Mombacho es más larga y entretenida, donde dimos un largo paseo por la reserva natural y disfrutamos del paisaje desde varios miradores. Por muy espectacular que parezca lo de la lava, si tuviese que elegir solo uno me quedaría con el Mombacho, aunque la mejor opción es claramente subir a los dos. A parte de todo esto, un día por la tarde también hicimos una salida en barca para ver las cientos de islitas de origen volcánico que hay alrededor de Granada.

Granada es una ciudad colonial muy colorida y muy chula, es segura y muy agradable para pasear. Tiene un ambiente nocturno muy animado, sobre todo en su calle más conocida, la calle de La Calzada, llena de bares y terrazas de todo tipo para tomar algo. No se puede abandonar Granada sin tomar la bebida nacional de Nicaragua, el Macuá, un cóctel elaborado con ron, zumos de guayaba, naranja y limón, azúcar y hielo. Bueniiiiiísimo!!!! Yo tuve la fortuna de celebrar mi cumpleaños allí y me lo pasé genial.
Después de unos cuantos Macuás y algún que otro brebaje más, al día siguiente, como era de esperar con algo de resaca, llegó la hora de dirigirnos al aeropuerto de Managua y abandonar este estupendo país con la sensación de que nos han faltado días para visitar muchos lugares más (León, San Juan del Sur, Estelí…). A pesar de ello, creo que el viaje nos ha cundido bastante y hemos disfrutado un montón de este bello país, caracterizado sobre todo por la amabilidad y hospitalidad de su gente.