En primer lugar me gustaría apuntar que nuestra intención era ir en un principio a Islandia, pero el presupuesto se no iba totalmente de las manos. Las Islas Feroe no es que sean especialmente baratas, pero si lo son algo más que Islandia y no hacen falta tantos días. Y allí que nos fuimos!
Las Feroe están compuestas de 18 islas comunicadas entre sí por puentes y túneles en su mayoría, algunas otras por ferry. El transporte público es algo insuficiente, por ello lo más recomendable es alquilar un vehículo. Conducir por Las Feroe es bastante sencillo, las carreteras están en perfecto estado, hay muy poco tráfico y de punta a punta por la carretera principal son unas 2h. Los únicos inconvenientes son tener cuidado con las ovejas que te encontraras por el camino y que cada dos por tres te detendrás a admirar los paisajes. Nosotros pasamos 6 noches divididas en 3 lugares diferentes, sí volvería otra vez elegiría solo un lugar como campamento base y ese sería su capital Torshavn, donde encontraremos algo más de ambientillo para echar una cerveza y esas cosas.
Desde Copenhague llegamos a la isla de Vágar, isla donde se encuentra el aeropuerto. Nada más bajar nos encontramos un aeropuerto plagado de pallets con cervezas. Este es el lugar donde más barata vas a poder comprar cerveza en todo el archipiélago. Una vez hecho acopio de este preciado elixir nos trasladamos en autobús a Torshavn, donde recogimos nuestro coche de alquiler (rent.fo, 4 días, 250€). Sin más dilación partimos hacia el que sería nuestro primer destino, Norðragøta (40min.), un pequeño pueblo donde nos alojamos en una rulot (180€, 2per. 2 días) junto a un hostal en el que podíamos utilizar todas sus instalaciones (Hostal: Undir Tyrli). Una vez instalados, a las 17h con todavía unas cuantas horas de luz por delante al ser agosto, nos desplazamos hasta Runavík para visitar el pueblo, así como el lago Toftavatn.


En nuestro 2º día nos dirigimos a la isla de Viðoy, concretamente a la localidad de Viðareiði (45 min), desde donde ascendimos al Villingadalsfjall, una ascensión de 2km que nos llevo unas 2h entre subir y bajar, las vistas desde arriba son espectaculares. Luego bajamos de nuevo a Viðareiði, para posteriormente atravesar la isla de Borðoy con dirección a localidad de Kunoy. Ambos sitios dignos de pegarse un buen garbeo. De vuelta a nuestro alojamiento vistamos las localidades de Klaksvík y Leirvik. Ya en Norðragøta, tras pegarnos una buena ducha y siendo aún temprano, decidimos salir a echar una cerveza. Misión imposible, a partir de las 17h está todo cerrado. En nuestra desesperación decimos dar una vuelta hasta el vecino pueblo de Syðrugøta (30min andando), pero el resultado fue exactamente el mismo. Finalmente la cerveza nos la bebimos en nuestra rulot.


En nuestro 3º día abandonamos Norðragøta para trasladarnos a Torshavn, no sin antes visitar en la propia isla de Eysturoy los pueblos de Elduvík, Funningsfjørður, Funningur, Gjogv y Eiði. Evidentemente parándonos cada dos por tres para sacar fotos y para admirar los impresionantes paisajes, encima tuvimos mucha suerte y nos salió un día estupendo. En Gjogv hicimos una ruta circular de unos 6km (2h15) para ver los acantilados y el pueblo desde arriba, espectacular!!!! Una vez terminado el recorrido, nos dirigimos a Torshavn donde pernoctaríamos 2 días.


De la isla de Eysturoy pasamos a la de Streymoy para visitar Saksun, y sí todo esto en el mismo día, ya que visitar estas islas en verano supone que tengas muchas horas de luz para aprovechar muchísimo los días. Una vez contemplados los increíbles parajes de Saksun no dirigimos a Torshavn.

En nuestro 4º día en Las Feroe, a primera hora de la mañana, nos dirigimos a la localidad de Vestmanna donde habíamos reservado una salida en barco para ver los acantilados (puffin.fo, 40€). Comenzamos la excursión a las 9h y su duración es de 1h30 aproximadamente. Durante el recorrido pudimos admirar de cerca los gigantescos acantilados y penetrar en ocasiones en pasadizos que se abren entre ellos. También vimos alguna cascada e incluso un enorme islote con forma de elefante. En mi opinión, actividad obligatoria en Las Feroe si el tiempo lo permite.

Con toda la mañana aún por delante, nos trasladamos a la isla de Vágar para visitar, en mi opinión, una de las joyas de este espectacular archipiélago situada el la localidad de Gásaladur. Su nombre es Mullafossur y es una espectacular cascada de gran altura, localizada en un marco incomparable y que se precipita sobre el mar, espectacular!!!!!! Sin lugar a dudas la mejor cascada que he visto nunca.

Para la tarde, tras entregar el coche de alquiler en Torshavn, nuestro plan fue cruzar en ferry a la vecina isla de Nólsoy para ascender a su parte más alta el monte Eggiarklettur (372m, 2h subir y bajar) donde, como es costumbre en las Islas Feroe, encontraras unas vistas espectaculares. En torno a las 19h regresamos a Torshavn. Respecto al ocio nocturno en Las Feroe, probablemente Torshavn sea el único sitio donde podrás liarte algo por la noche, los precios son algo elevados, pero algún día hay que liarse un pelín… Nosotros estuvimos muy a gusto y nos gustaron especialmente el Irish Pub (con Karaoke) y en Sirkus Bar, en ambos podrás escuchar algo de Rock. En el Sirkus además nos comimos unas hamburguesas (de oveja por supuesto) bastante ricas, la cerveza también es buena (pinta 8-10€).

En nuestro 5º día, en autobús nos dirigimos a Sørvágur en la isla de Vágar donde pasaríamos nuestras últimas 2 noches. Nada más dejar nuestras pertenencias en nuestro alojamiento en una rulot situada en el patio de una casa donde vivía una familia, nos dirigimos a pie hasta el lago de Leitisvatnn que desemboca en un acantilado formando la cascada de Bøsdalafossur. Este lugar también es famoso por el efecto óptico que hace que el lago se una con el mar. El recorrido desde Sørvágur es de unas 2h, solo ida.

En nuestro 6º y último día antes de marchar, decidimos visitar la isla de Mykines, para lo cual hay que reservar la excursión con antelación (hiking.fo, 53€ por persona + ferry 30€). La verdad que fue nuestro peor día en Las Feroe, el día no acompañó, lluvia, frío y sobre todo mucha niebla, lo que nos impidió por seguridad llegar hasta el faro. Sí que es verdad que al final aclaró un poco y logramos ascender un poco y hacer un cachito del recorrido. Lo que sí vimos fueron un montón de frailecillos. Mykines lo dejamos pendiente para un próxima ocasión.

Finalmente, el 7º día abandonamos las islas muy contentos, tremendamente asombrados por la espectacularidad de sus paisajes y con la certeza de que algún día volveremos . De la 18 islas que componen el archipiélago logramos visitar 9, la mitad, algo que no está nada mal para tan solo una semana. Es un viaje muy recomendable y algo más barato que ir a Islandia, a la que algún día iremos.