Para nuestro día 15 (¡ya llevamos 2 semanas!) el objetivo era llegar hasta Holguín, para ello, como viene siendo habitual en este viaje, decidimos hacer el trayecto en taxi para ahorrar algo de tiempo, pero no dinero (35 CUC por persona, 5h), eso sí en coche moderno con aire acondicionado, todo un lujo. Salimos a las 7h y llegamos a Holguín sobre las 12h. Sin más dilación, una vez dejados los bártulos en el alojamiento, nos fuimos a dar un garbeo por Holguín. Tras visitar sus principales plazas, el Parque de las flores donde se encuentra el Mural Orígenes, el enorme parque Calixto García y el parque San José, subimos hasta la Loma de Cruz, donde encontramos unas vistas de Holguín espectaculares.
Holguín es una ciudad poco masificada por el turismo pero con un ambiente increíble. Junto a Santa Clara es de las pocas ciudades en cuba en la que he encontrado cierto ambiente rockero. Si como a nosotros te gusta el punk, el rock o el metal en la terraza del Centro de Arte situado en una esquina del Parque Calixto García encontraras un garito de visita obligada, el Gabinete Caligari. La noche que llegamos justo cuadró que había concierto y fue espectacular. Después de semanas escuchando salsa y sobre todo reggaetón se agradeció muchísimo escuchar algo de batería y guitarra. Durante el concierto conocimos a una chica que resulto ser amiga de los del grupo, con los que luego todos juntos nos fuimos a tomar algo. Finalmente, venidos arriba por el ambiente, y como cabía esperar, nos agarramos una castaña de cojones.
Al día siguiente, nuestra intención era ir a Guardalabaca (45min aprox. en coche), pero una fuerte gastroenteritis y algo de fiebre dejó totalmente off a mi acompañante. A mi no me quedó otra que juntarme de nuevo con mis nuevos colegas del grupo y cerveza a cerveza ir descubriendo todos los rinconcillos de esta peculiar ciudad del oriente cubano. Sin lugar a dudas volveré algún día.
Con mi compi algo mejor, y en nuestro día 17, partimos a las 8 de mañana hacia Camagüey en viazul (18 CUC, 3h30) a donde llegamos sobre las 12h. Camagüey es una ciudad cuyo centro histórico es patrimonio de la Unesco y que tiene un encanto especial. Situada prácticamente a mitad de camino entre La Habana y Santiago es el lugar perfecto para parar un día o dos. Nosotros debido a que tenemos amigos allí decidimos quedarnos 3 noches. Tal y como nos imaginábamos el recibimiento de nuestros colegas fue por todo lo alto, ¡con un puerco asado! Esto del puerco tiene un peligro brutal, comienzas a asarlo a las 11 de la mañana y se termina de hacer para las 6 o 7 de la tarde, entre cervecita y roncito para cuando llega la hora ya ni te acuerdas de que había puerco para comer. Eso sí esta que te mueres.
Nuestros días en Camagüey fueron más de festejo que de otra cosa, pero también nos dio para deleitarnos con su arquitectura repleta de coloridas edificaciones de estilo colonial. Partiendo de nuestro clásico punto de encuentro en esta ciudad, el Parque Ignacio Agramonte, en esta zona son de obligada visita el Bar el Cambio, perfecto para cócteles y una buena bucanero, así como la típica Casa de la Trova, donde aunque sea de mala manera acabaras bailando algo de salsa. También no dimos un vuelta por el Casino Campestre, la Plaza de la Revolución, la Plaza del Gallo, La Plaza de los Trabajadores, la Plaza del Carmen y la Plaza de San Juan de Dios, estas dos últimas a mi me encantan. Y por supuesto, no se puede abandonar Camaguey sin llevarse una botella de Puerto Príncipe, su ron autóctono.